Tuesday, August 26, 2008

ODA A UNA VIEJA LAVADORA DESCOMPENSADA

Tan sólo dos días antes de su muerte
Hizo su último lavado en frío,
Era una carga de ropa desordenada,
Toda blanca o tal vez amarillenta,
Amontonada.

Ella hizo su trabajo sin rechistar
E incluso soltó cargas de agua
Como no soltaba años atrás.

Pero ahora era una vieja lavadora descompensada,
Vacía y seca, oxidada hasta su tuétano de metal,
Olvidada entre bloques de chatarra
Retorcida, aparentemente inerte
Aparentemente calma.

La vieja lavadora de metal
Se reconcomía en lo más profundo de su tambor, pensando
En el alegra día en que completó su esquema
En la cadena de montaje.

Y recordaba el olor a plástico y a cartón,
Al ser empaquetada.

Ahora su función no era la de lavar –reflexionaba-
Sino la de ensuciar el paisaje, menuda contrariedad.
Rodeada de vulgares neumáticos y grasas y astillas.
Condenada
A mirar el horizonte de basura, por siempre.

Y todo por estar descompensada, el peor diagnóstico
Que te puede dar el hombre de azul
El pasaporte directo al cementerio.
“Nunca me lo imaginé así”
Dijo al llegar.

Lo que más le costaba soportar era cuando las ratas
Se paseaban por sus entrañas
Tal vez incluso mordisqueando indiscriminadamente
Sus pocos cables intactos.

Algunas noches se quedaban
A dormir en el tambor.

Saturday, August 23, 2008

GENIALIDAD, BONDAD Y LOCURA

Hace unos cuantos años, me sorprendió una frase que leí en una revista de cine, lo cual no es sorprendente (no que me sorprendiera, sino que yo leyera una revista de cine). Creo que me he liado un poco, pero bueno, la frase era de Joe Pesci y hacía referencia al rodaje de "JFK", dirigida por Oliver Stone. Era así de contundente: "Oliver Stone es un genio como director y un hijo de puta como persona". Siempre me intrigó y me llevó varias preguntas: ¿Hace falta ser un hijo de puta para ser bueno? ¿Son todos los grandes artistas insoportables como personas? ¿Es sólo aplicable al mundo del cine? ¿Es una condición "sine qua non"? Esta claro que como director que esta al frente de un equipo de tal vez un centenar de personas hay que tener buenas dotes de liderazgo, las cosas claras y ser enérgico, pero...¿Hace falta ser mala persona? Muchas son las historias de directores que han manipulado, por decirlo de una forma delicada, a sus estrellas para conseguir lo que querían. ¿Porqué pensamos que cuando nos gusta un artista nos tiene que caer bien como persona? Por ejemplo, mucha gente ha rechazado a Michael Jackson, a raiz de su su supuesta pederastia, pero ninguna de sus canciones ha dejado de ser buena desde entonces. No creo que a muchas personas les gustara relacionarse con un tipo inestable que se automutila (Van Gogh), con un misógino arrogante más bien rijoso (Hitchcock) o con un tristón con tendencia al suicidio (Goethe), por poner algunos ejemplos. Sin embargo nadie quiere privarse de un sólo plano magistral de la magistral "Vértigo", ni dejar de ver los geniales azules de la "Noche estrellada" de Van Gogh (ver arriba) o el "Werther" de Goethe. Claro que esto nos lleva a otro concepto, el de la locura...¿Realmente hace falta estar loco y atormentado para ser un genio? ¿Es que nuestra sociedad no concibe una genialidad sin sufrimiento? ¿A qué viene esa frase de que un escritor sólo escribe cuando lo pasa mal? ¿Es imposible llegar a la categoría de genio si se es feliz y más o menos equilibrado? En fin, demasiadas preguntas, lo sé, pero es que yo soy así...escribo para intentar entender las cosas y aunque no siempre resulte, me da cierta calma.

Wednesday, August 20, 2008

HOMENAJE

A esta hora, toda España esta conmocionada con lo que ha sucedido en Barajas. A mí personalmente me ha afectado más que los atentados del 11-M. Primero me emocioné al saber que había dos bebés en el pasaje. Temendo. El resto de personas ha vivido, ha sabido lo que es el amor(o el odio), ha visto cosas, pero los bebés no han tenido esa oportunidad. Se han ido antes de empezar a vivir. La otra cara de la moneda; hace unos minutos me ha llamado Darío, que esta en Valleseco, Canarias y me ha contado que una joven de allí que estaba en el avión, ha salido ilesa. Los que no hayan muerto hoy, sin duda alguna han vuelto a nacer.
He seguido la noticia a través de la Cadena Ser, me gusta la inmediatez de la radio. Ha habido un momento que me ha hecho llorar. La presentadora entrevistaba a uno de los bomberos que había socorrido a las víctimas. El hombre, aunque trataba de mantener la compostura, tenía la voz rota tras el horror que había presenciado. Contaba la cantidad de gente que no había podido salvar. Pero lo realmente emotivo, lo más humano, ha sido cuando la presentadora le decía que se quedara con la gente que SI había podido rescatar. Ahí ya no eran entrevistadora y entrevistado, eran un ser humano tratando de darle consuelo a otro. La propia presentadora se ha emocionado y no es para menos.
Este tipo de catástrofes han de servirnos para recordar lo frágiles que somos, pero también lo afortunados que podemos ser los que no sufrimos desgracias así. En este tipo de momentos nuestras preocupaciones cotidianas parecen (y lo son) absurdas, nimias, estúpidas en comparación con algo tan irreparable como la muerte. Es increíble lo rápido e inesperadamente que se puede perder la vida. Lo cual nos debe servir para agarrarnos a ella y amarla por encima de todas las cosas. He sentido la necesidad de escribir esta entrada, a modo de modesto y si se quiere, insignificante homenaje a víctimas, familiares y amigos.

Tuesday, August 05, 2008

CURIANA BONITA

Al entrar en el videoclub como todas las tardes, me estaba esperando. La ví y ella me miró. Me miraba directamente a los ojos, agitando sus antenas, danzando con sus patitas, la muy hija de puta. Parecía decirme: "Aquí estoy, llevo todo el día aburrida, comiendo mierda y esperando para causar repulsión a algún humano. Mi especialidades son la aparición inesperada, pasearme por tu piel, con el consiguiente cosquilleo (que da mucha grima) o mi truco estrella: posarme volando -porque alas también tengo- en tu cabeza, lo cual ya es la rehostia de aterrador." Todo eso parecía decir con su inexpresiva mirada.
Yo llevaba semanas practicando una activa guerra bacteriológica contra sus compañeras. Los mejores días, tras rociar con napalm a diestro y siniestro, el campo de batalla aparecía sembrado de unos quinces cadáveres de diferentes tamaños pero idéntica hediondez, si es que puede aplicarse semejante adjetivo en este caso. Mientras escribo estas líneas -lo juro- parece que mis no deseadas compañeras se dan por aludidas, pues están apareciendo entre los papeles, acercándose a la pantalla para ver que digo sobre ellas. Algunas son minúsculas, neonatas, condenadas a morir. Yo, intolerante y (¿Porqué no decirlo?) cagón, respondo con una ofensiva de insecticida que si no las mata por el veneno, lo hará al menos por ahogamiento, dada la ingente cantidad que vierto.
Ultimo informe: La situación es desesperada, al abrir una carátula, una criatura del averno ha salido de su interior. Esto es increíble... ¿Como ha podido entrar? ¿Serán cucarachas con poder de teletransportación? o lo que es peor... ¿Habrá nacido al abrigo de un DVD?
Porque...¿Qué extraño motivo pudo tener el creador cuando decidió incluir en este casi siempre hermoso universo un ser tan nauseabundo y repugnante, de vida en apariencia tan inútil, cuya esencia y apariencia no puede menos que causar rechazo y desaprobación? ¿Porqué existen las cucarachas? ¿Para qué?
Me las imagino cuando yo no estoy, campando a sus anchas por el videoclub, paseándose por encima de Kiarostami o Greenaway, festejando mi ausencia sobre Godard o defecando sobre Angelopoulos (lo cual es un gesto muy simbólico, y de agradecer) El único consuelo que me queda es que al menos, estas son cucarachas cinéfilas.

Saturday, August 02, 2008

FRANKENSTEIN

"¿Porqué presume el hombre de una sensibilidad mayor a la de las bestias cuando esto sólo consigue convertirlos en seres más necesitados? Si nuestros instintos se limitaran al hambre, la sed y el deseo, seríamos casi libres. Pero nos conmueve cada viento que sopla, cada palabra al azar, cada imagen que esa misma palabra nos evoca."


"Frankenstein", de Mary Shelley