Wednesday, April 23, 2008

OUMAR

Los ojos y la boca de Oumar Diallo, grandes y de un color blanco intenso, contrastan con su tez oscura. Su cara transmite bondad y un gesto de relajación, incluso de felicidad, pero de esa felicidad consciente de saber lo que es el sufrimiento. Es alto y viste elegante, con una camisa de rayas y un pantalón color crema.
Oumar llegó de Senegal hace ocho años. En Dakar trabajaba con su padre vendiendo baratijas y su primer destino en España fue Madrid, pero no se acostumbró al ritmo de la capital y en una Feria de Abril, conoció Sevilla. Se dedicó a la venta ambulante en Triana hasta que un día el destino quiso que conociera a María. María era rubia, vitalista y poseía una sonrisa sincera. Se veían todos los días porque María trabajaba en una tienda cercana e intercambiaban miradas de curiosidad. Oumar decidió que esa sevillana sería la mujer de su vida y María decidió que ese sengalés de blancos dientes sería el hombre de su vida.
Oumar parecía haberse integrado en España, pero no se frenó ahí. Pensó que tal vez tuviera que estudiar por dos motivos; para conseguir mejores trabajos y lo más importante, para mejorar su autoestima. Se informó y cursó la matricula para entrar en el Instituto de Adultos de Triana. A día de hoy sólo le quedan dos asignaturas para terminar el bachillerato. Confiesa que las matemáticas se le han atravesado y que le cuesta compaginar su familia, el puesto ambulante que mantiene y los estudios, pero no deja de esforzarse y sobre todo, de sonreir. Cuando le pregunto por el racismo en España reconoce que existe, pero que él no lo ha vivido en su persona. Luego crítica a los dirigentes políticos que utilizan la inmigración con fines electoralistas. No lo menciona expresamente, pero se que esta hablando de Rajoy y más tarde, fuera de cámara, me lo confirma. Claro que al infame de Rajoy no le importan las personas y las historias, sino los números y los votos. María añade que sólo se difunde el tópico del musulman que pega a su mujer y nunca historias como la suya.
Hace un año y medio Oumar dió otro paso hacia la felicidad y, fruto de la fusión senegalesa-sevillana, nació la otra mujer de su vida, Salima. Salima se parece más a Oumar que a María, es mulata, tiene el pelo muy rizado y unos ojos preciosos que miran a todas partes con ganas de descubrir. Algo muy parecido a la armonía se puede adivinar en esta familia del siglo XXI que tantos ignorantes siguen rechazando.
Sin duda alguna este ha sido el reportaje del que me siento más orgulloso y es que a veces los cuentos con final feliz existen. La vida me esta contando historias apasionantes y lo que es mejor, reales.

Thursday, April 17, 2008

DIFERENTE

"Diferente". (Del lat. differens,-entis) adj. Diverso, distinto.
"Diferenciar". (De diferencia). Hacer distinción, conocer la diversidad de las cosas.
La entrada al centro estaba cubierta por una frondosa buganvilla de flores rosadas y amarillas. Todo estaba en calma; sólo se oía el sonido de los pájaros y algún motor lejano. Al entrar en la clase observé las obras que habían hecho los usuarios: cuadros de tono abstracto (muchos de los cuales bien podrían haber estado en un museo), tapices, collares, alguna modesta escultura, mandalas coloreados. Paqui, la monitora, me las enseñaba con una sonrisa en la cara de madre orgullosa. Cuando entraron los usuarios, la mayoría de los cuales sufrían el síndrome de Down, pero también esquizofrénicos y otro tipo de discapacidades, me sentí un poco intimidado, como rodeado de seres de otro planeta. Entonces me dí cuenta de algo: el nulo trato diario que tenemos con este tipo de personas, la forma en que los metemos en un saco y los apartamos de nuestras vidas, creyendo que no podemos comunicarnos con ellos, poniendo barreras invisibles, a no ser, claro, que tengamos algún familiar afectado por estas enfermedades mentales.
Mi llegada a la clase fue toda una revolución. Manuel, un señor bajito con Down, me seguía todas partes dandome abrazos e imitando el sonido exacto del croar de una rana. Las mujeres me miraban y se reían con picaresca, me llamaban guapo. Marina, una chica hiperactiva con un chandal rojo de competición, me preguntó repetidas veces si tenía novia, me gritaba guapo sin atisbo de timidez, mientras se revolvía en su silla sin parar. Estaba dispuesta a dejar de inmediato a su actual novio, un chico autista que hacía sudokus en una mesa apartada y aseguraba ser del FBI. Todos parecían tener su papel asignado. Yoli, una mujer con el desarrollo intelectual de una niña de cuatro años, me describía el contenido de su cuadro.
-Esta es la playa de Chipiona- decía mirando a la mesa- Si quieres podemos ir y pasamos la noche juntos, te acuestas conmigo.-propuso ante la carcajada generalizada.
El tema del sexo con los discapacitados es realmente interesante; se tocan mucho, no están para nada asexuados como podría parecer, sino todo lo contrario. Aunque las familias no lo quieran ver o les resulte un tema tabú, son humanos y necesitan el sexo como todos nosotros. Durante el par de horas que estuve allí, para mi sorpresa, les cogí cariño. Creo que ellos a mi también.
Al final de la clase la hiperactiva Marina me dió un papel un papel doblado con su teléfono escrito. Estaba garabateado con la caligrafía propia de un niño. Cuando salí del centro me sentía extraño; no podía dejar de preguntarme que es lo que nos diferencia realmente.

Tuesday, April 15, 2008

TV KILLER

Queridos amigos: La televisión es una asesina cruel. Tan pronto te aupa a la cima del éxito, como te tira al fondo del cubo de basura más sucio y apestoso que puedas imaginar. Y digo esto porque hace un par de semanas se estrenó una serie llamada "Plan América" en TVE (un servicio público, supuestamente). La serie se salía de la media de ficcion española, tan dada a la comedia vecinal, tratando un tema tan interesante como el de las ONGs de médicos en Sudamérica. Sin ser nada del otro mundo, los personajes eran creíbles y la serie digna. Y además trabajaban en ella dos excompañeros de la ECAM, guionistas. Pues bien, después de dos capítulos emitidos, la serie ha muerto oficialmente. Caput. El trabajo realizado durante meses y el dinero gastado en este tiempo se ha ido, dicho finamente, al carajo. Los capítulos grabados y sin emitir se quedarán en alguna oscura sala cogiendo polvo. ¿El motivo? La implacable audiencia, por supuesto. El share, la cuota y demás palabrejas que nada tienen que ver con la calidad y el hecho de que cualquier producto necesita un tiempo para asentarse en la parrila. A mi desde luego me parece absurdo. ¿Cuanta audiencia haría "McGyver" en su primer capítulo? ¿Y "El coche fantástico"? Si fuera por los ansiosos programadores de hoy día, tal vez no se hubieran convertido en los mitos que son hoy. En fin, será que me estoy haciendo viejo. De todas formas me debería haber dedicado a la fontanería industrial...por ejemplo.

Saturday, April 12, 2008

EL VIDEOCLUB

Sábado de feria. La ciudad emana efluvios de alcohol, parece ir acumulando una resaca generalizada. Las calles están desiertas. La tarde transcurre agónicamente, con una lentitud desesperante. La poca gente que hay en la calle pasa de largo, lanzando si acaso alguna mirada furtiva. El videoclub esta algo descuidado: los fluorescentes que iluminan los estantes parpadean débilmente, hay un cierto olor a cañerías en el ambiente y algún que otro cadáver de cucaracha abandonado a su suerte. Sin embargo, por algún motivo, tiene su encanto, al menos para mí. Estoy rodeado de 5000 películas de todo tipo y condición. Sólo vienen los personajes incondicionales: 1) William Sutton, un venerable yanki con barba blanca, gafas de culo de botella y chanclas perennes, que sólo se comunica en su idioma y siempre alquila clásicos, 2) Rubén, fotocopista de la facultad de comunicación, que llega con una botellita de agua rellena de un brebaje poco parecido al H2O y admite que tal vez lo tenga que echar. Efectivamente al poco tiempo y ante la paliza que me está dando le doy alguna excusa mala para que se vaya. Decido poner un poco de música: Louis Amstrong y Ella Fitzgerald parecen una buena elección.

Friday, April 11, 2008

EL RIO (2ª PARTE)

-¿Quien lo pregunta?- me dijo con aíre misterioso.
- Una simple persona con curiosidad- respondí sin saber muy bien que decir.
La mujer con el abrigo y la boina tenía los ojos grandes, miraba con la inexpresividad de algún tipo de anfibio. La cara era ovalada, levemente iluminada por la luz que salía de la torre.
-¿Eres periodista? - volvió a preguntar mientras depositaba la mirada sobre mi cuaderno.
-No, no, sólo estaba escribiendo un poco- dije a modo de disculpa.
Del interior de la torre provenían algunas voces, casi susurros.
-Espera, voy a ver si puedes pasar-
Por un momento pensé que era algún tipo de congregación o reunión secreta, sentí que había llamado a una puerta que no debía ser abierta, al menos para mí.
Al poco salió un hombre cuya silueta quedó entre las sombras, que me invitó a pasar. Rodeé la oxidada verja que flanqueaba la torre y subí por una pequeña rampa. El hombre, de unos cuarenta años, tenía el pelo canoso y el rostro curtido como una piel secada al sol. Se presentó como Alfonso y hablaba suavemente, con acento andaluz, pero en un tono bajo y cadencioso, con una relajación que rápidamente se contagiaba. El interior de la torre perdía un poco el encanto: parecía una oficina, con mesas y ordenadores, carteles colgados en las paredes. Alfonso me dijo que lo que había allí era una radio de participación ciudadana llamada Radiópolis, financiada con los presupuestos participativos de los diferentes distritos y barrios. Subimos unas empinadas escaleras y llegamos a la sala donde estaba la lámpara de cristal de murano, que según me dijeron era veneciana. Allí había un grupo de gente conversando. La mujer de la boina me dijo que era cantante de jazz, me presentaron a una cantante de fados y a un poeta. El músico que me había encontrado junto al río estaba allí y me miró escrutándome. Todo resultaba extraño, como en un sueño borroso. Muchas de esas caras me eran familiares, pero es algo me pasa muy a menudo. No se porque motivo, todas las caras me resultan familiares, como si estuviera destinado que a conocerlas. Como estaba destinado a descubrir aquella torre: la curiosidad y una lámpara de cristal veneciano me encaminaron en esa dirección...

Tuesday, April 08, 2008

EL RIO

Según me habían dicho, el Guadalquivir ya no era el Guadalquivir. Lo habían desvíado y ahora era un brazo de agua estancada, muerta y en ocasiones maloliente. Aún así era hermoso. Las farolas reflejaban sus luces, deformadas, en el agua. Los matorrales y arbustos de las orillas se adentraban en el agua, con la intención no muy clara de bañarse. El azul limpio del cielo daba paso a un horizonte naranja. De cuando en cuando paraban corredores seguidos de perros, ciclistas y algún practicante de remo. Al otro lado del río se veían los edificios de la Cartuja, como gigantes de hierro en un sueño profundo. El agua lo inundaba todo con un aspecto de paz y tranquilidad. Al llegar ví a un hombre que tocaba frenéticamente dos tambores, un platillo y un cencerro. No estaba tocando para nadie; no había gente agolpada a su alrededor ni esperaba que le echaran dinero. Tocaba para si mismo. Lo estuve observando un rato. Cuando terminó y aunque yo no le había dicho nada, me dijo:
-¿Querías hablar conmigo?-
-No, no. Sólo estaba mirando- respondí algo desconcertado.
-Es que mientras toco estoy concentrado, mi cabeza es como un ordenador- dijo con acento extranjero.
Luego recogió sus cosas y se marchó. Una uña de luna colgaba del cielo.
Entonces pasó algo mágico. Al levantar la vista vi una pequeña torre hecha de ladrillos, con aspecto descuidado y algunos grafittis en sus paredes. Era un antíguo guardagujas, pegado a la vía del tren que en tiempos pasados llegaba hasta la estación de Plaza de Armas. En la parte de arriba había una sala acristalada en la que destacaba una luminosa lámpara de cristal de murano. Pensé que podía ser un restaurante o una sala de fiestas. En la puerta, cubierta por la penumbra, había una mujer gorda con un abrigo y una boina.
-Perdón, pero ¿Esto qué es?- me atreví a preguntar.
-¿Quien lo pregunta?- respondió ella con aíre misterioso.
Continuará...