Friday, April 11, 2008

EL RIO (2ª PARTE)

-¿Quien lo pregunta?- me dijo con aíre misterioso.
- Una simple persona con curiosidad- respondí sin saber muy bien que decir.
La mujer con el abrigo y la boina tenía los ojos grandes, miraba con la inexpresividad de algún tipo de anfibio. La cara era ovalada, levemente iluminada por la luz que salía de la torre.
-¿Eres periodista? - volvió a preguntar mientras depositaba la mirada sobre mi cuaderno.
-No, no, sólo estaba escribiendo un poco- dije a modo de disculpa.
Del interior de la torre provenían algunas voces, casi susurros.
-Espera, voy a ver si puedes pasar-
Por un momento pensé que era algún tipo de congregación o reunión secreta, sentí que había llamado a una puerta que no debía ser abierta, al menos para mí.
Al poco salió un hombre cuya silueta quedó entre las sombras, que me invitó a pasar. Rodeé la oxidada verja que flanqueaba la torre y subí por una pequeña rampa. El hombre, de unos cuarenta años, tenía el pelo canoso y el rostro curtido como una piel secada al sol. Se presentó como Alfonso y hablaba suavemente, con acento andaluz, pero en un tono bajo y cadencioso, con una relajación que rápidamente se contagiaba. El interior de la torre perdía un poco el encanto: parecía una oficina, con mesas y ordenadores, carteles colgados en las paredes. Alfonso me dijo que lo que había allí era una radio de participación ciudadana llamada Radiópolis, financiada con los presupuestos participativos de los diferentes distritos y barrios. Subimos unas empinadas escaleras y llegamos a la sala donde estaba la lámpara de cristal de murano, que según me dijeron era veneciana. Allí había un grupo de gente conversando. La mujer de la boina me dijo que era cantante de jazz, me presentaron a una cantante de fados y a un poeta. El músico que me había encontrado junto al río estaba allí y me miró escrutándome. Todo resultaba extraño, como en un sueño borroso. Muchas de esas caras me eran familiares, pero es algo me pasa muy a menudo. No se porque motivo, todas las caras me resultan familiares, como si estuviera destinado que a conocerlas. Como estaba destinado a descubrir aquella torre: la curiosidad y una lámpara de cristal veneciano me encaminaron en esa dirección...

2 comments:

Hastur said...

Que bonito hermano! Deberias dedicarte a escribir....

elenamorado said...

ole Pablete! genial!! pero no te pares hombre...eso es muy cruel....me da la sensación de que no has pensado en el final....En cualquier caso, sigo leyendote

Besos