Saturday, April 12, 2008

EL VIDEOCLUB

Sábado de feria. La ciudad emana efluvios de alcohol, parece ir acumulando una resaca generalizada. Las calles están desiertas. La tarde transcurre agónicamente, con una lentitud desesperante. La poca gente que hay en la calle pasa de largo, lanzando si acaso alguna mirada furtiva. El videoclub esta algo descuidado: los fluorescentes que iluminan los estantes parpadean débilmente, hay un cierto olor a cañerías en el ambiente y algún que otro cadáver de cucaracha abandonado a su suerte. Sin embargo, por algún motivo, tiene su encanto, al menos para mí. Estoy rodeado de 5000 películas de todo tipo y condición. Sólo vienen los personajes incondicionales: 1) William Sutton, un venerable yanki con barba blanca, gafas de culo de botella y chanclas perennes, que sólo se comunica en su idioma y siempre alquila clásicos, 2) Rubén, fotocopista de la facultad de comunicación, que llega con una botellita de agua rellena de un brebaje poco parecido al H2O y admite que tal vez lo tenga que echar. Efectivamente al poco tiempo y ante la paliza que me está dando le doy alguna excusa mala para que se vaya. Decido poner un poco de música: Louis Amstrong y Ella Fitzgerald parecen una buena elección.

2 comments:

Hastur said...

Consigues que el aburrimiento y el muermo resulten atrayentes.... No tienes una tele y un reproductor para ir viendo pelis? Eso le daría mucha vidilla al videoclub.

JuaKi said...

¡¡Bah!! Tu pasa, que viendo la pantalla no se ejercita el coco ¿Nos vas a dejar sin fragmentos aguionados de tu vida? ¿Vas a cambiarnos por una de Hollywood? Los largos periodos de reflexión aumentan la imaginación, los muy activos, el aprendizaje.

(Vuestro querido lector mudo)